tag:blogger.com,1999:blog-65691631515350631242024-03-14T01:13:07.597-03:00Ariel UrquizaUnknownnoreply@blogger.comBlogger3125tag:blogger.com,1999:blog-6569163151535063124.post-57220342004142376222018-09-11T22:21:00.000-03:002018-09-11T22:23:37.605-03:00Boundless Road (El camino sin orillas) en Contemporary Argentine WritersEl cuento "El camino sin orillas" traducido al inglés por Dario Bard para su blog Contemporary Argentine Writers:<br />
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<a href="https://contemporaryargentinewriters.wordpress.com/2018/04/22/boundless-road-by-ariel-urquiza/" target="_blank">https://contemporaryargentinewriters.wordpress.com/2018/04/22/boundless-road-by-ariel-urquiza/</a><br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-eNQpCtasWC0/W5hpxkiVs0I/AAAAAAAACwE/zqoaZrsmnHQlR14J_oqUPoAX__4VLJnMACLcBGAs/s1600/shadow-play.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="360" data-original-width="640" height="225" src="https://2.bp.blogspot.com/-eNQpCtasWC0/W5hpxkiVs0I/AAAAAAAACwE/zqoaZrsmnHQlR14J_oqUPoAX__4VLJnMACLcBGAs/s400/shadow-play.jpg" width="400" /></a></div>
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<br />Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6569163151535063124.post-25951018893175504442016-03-09T15:41:00.001-03:002016-03-09T15:41:24.375-03:00"El camino sin orillas" en Verano 12Mi cuento "El camino sin orillas", publicado en el suplemento Verano 12 de Página, e ilustrado por REP. Gracias Ángel Berlanga.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-oIlvtDDjj2M/VuBuRt9XJ4I/AAAAAAAACbk/SGsNbUdRT_Y/s1600/rep.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="275" src="https://3.bp.blogspot.com/-oIlvtDDjj2M/VuBuRt9XJ4I/AAAAAAAACbk/SGsNbUdRT_Y/s400/rep.jpg" width="400" /></a></div>
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<h2 style="color: #028ccd; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 32px; font-weight: normal; line-height: 36px; margin: 0px; padding: 6px 0px 0px;">
El camino sin orillas</h2>
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<div class="margen0" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px;">
–¿Me parece a mí o la camioneta está haciendo un ruido? –preguntó el acompañante.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–No, es este camino de mierda –contestó el conductor. Mirá la piedra que hay.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–La Dodge viene a los saltos –dijo el acompañante mirando por el espejo retrovisor–. Parece una rana. Es raro que hoy le hayan dado la Dodge nueva al Coyote. La va a cagar rompiendo, no sabe andar por el ripio. Ni siquiera en asfalto sabe andar. Y el Gota seguro que no se anima a pedirle el volante. Es un cagón el Gota.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
El conductor no parecía escucharlo. Se veía molesto, como si odiara andar por ese camino interminable que partía al desierto en dos. A la izquierda, una meseta escarpada y rojiza. A la derecha, un terreno llano y gris, aunque las rocas reflejaban la luz del sol con diferentes tonos.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Siempre andás vos con la Dodge –dijo el acompañante–. ¿Qué pasó esta vez?</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–El Coyote me la pidió –dijo el conductor, y alzó los hombros–. Para mí es lo mismo.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Te conté de la vez que manejaba el Coyote y empezaron a seguirnos los de Gendarmería? Fue en Bolivia, en Santa Cruz de la Sierra.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–No hay Gendarmería en Bolivia –dijo el conductor.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Cómo que no? En Santa Cruz sí hay. Ibamos por un bulevar del centro de la ciudad y los de gendarmería nos perseguían en un camión. El Coyote se llevó puestos como seis o siete autos antes de que termináramos arriba de la vereda. Suerte que íbamos armados hasta los dientes y nos pudimos atrincherar. Les llenamos el camión de plomo.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
El conductor no dijo nada; carraspeó. Abrió la ventanilla, escupió y volvió a cerrarla. Algo de tierra entró en la cabina. Hizo un gesto con la mano, como queriendo apartar el polvillo. Recién entonces vio que el acompañante había agachado la cabeza y se cubría la cara. Lloraba en silencio. Solo el movimiento espasmódico de sus hombros flacos revelaba que estaba llorando. El conductor estuvo a punto de decir algo, pero desistió y se concentró en el camino.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
Cuando logró dominar el llanto, el acompañante se puso a mirar el paisaje.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Ya está, ya está. No fue nada –dijo, después de un suspiro largo–. Mirá los cerros, qué colores.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
El conductor no miró los cerros pero sí al acompañante. Lo miró de reojo, serio,y arqueó las cejas.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Este camino se hace más largo que la mierda –dijo, seguramente por decir algo, y golpeó el volante.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–A mí me gusta el desierto –dijo el acompañante–. Me acuerdo que cuando éramos borregos, si con mis hermanos hacíamos cagadas, mi abuela nos decía que nos iba a llevar al desierto para que el sol nos limpiara los pecados. Imaginate cuánto sol necesitaría yo a esta altura.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
El conductor quitó la mano del cambio y corrió el asiento hacia atrás para tener más espacio. Cuando terminó de acomodarse encendió la radio, pero no logró sintonizar ninguna estación.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Esta porquería hace como dos años que se rompió y todavía no la arreglan –dijo. Así y todo, estuvo un rato girando la perilla de un lado al otro del dial, hasta que no le quedó otra opción que apagarla.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Pobre abuela –dijo el acompañante, sin dar tiempo a que el silencio creciera–. –Ya de viejita se sentaba a la entrada de la casa y ahí se quedaba todo el día. Llega un momento en que la vida no es más que recuerdos, decía, y qué poca cosa son los recuerdos.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Por qué me contás eso? –preguntó el conductor.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–No sé, por darte conversación. No sé. La verdad que no sé. ¿Escuchás? Me hacen ruido las tripas.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Ya nos vamos a mandar una buena cena cuando lleguemos a Orán –dijo el conductor.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–No, pero no tengo hambre. No sé por qué me hacen ruido las tripas. Además, falta mucho todavía.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Sí, falta.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
La Dodge Ram que los escoltaba, de color azul metalizado, por momentos se acercaba y parecía que los iba a pasar, pero entonces disminuía la velocidad y quedaba rezagada, hasta ser un punto brillante en el espejo retrovisor.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Pensar que hace años que trabajamos juntos –dijo el acompañante– pero si charlamos un par de veces es mucho, ¿no?</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
El conductor no contestó; ningún músculo se movía en su cara. Solo sus ojos se movían de vez en cuando para buscar a la Dodge en el espejo.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Digo mal? –preguntó el acompañante.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Algunas veces hemos estado hablando, ¿cómo que no?</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Pero con otra gente. Solos, muy pocas veces. Ni siquiera sé de dónde sos. Por el acento debés ser porteño.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Nací en Venado Tuerto –dijo el conductor.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Eso dónde es?</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Al sur de Santa Fe.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Bueno, no le erré por tanto –dijo el acompañante–. Yo soy sanjuanino.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Y claro.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Ya lo sabías?</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Todo el mundo sabe que sos sanjuanino.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Todo el mundo no. El Presidente no lo sabe. Tampoco creo que el jefe lo sepa.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Cómo que no, él tiene que saberlo.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Qué va a saber él –dijo el acompañante, mirando por la ventanilla. Se quedó ensimismado, entregado a la contemplación del paisaje. Los labios, apenas separados, daban lugar a una sonrisa floja. En medio de tanto desierto, una franja verde había aparecido en el horizonte, y a medida que se acercaban se iba extendiendo como un sendero perpendicular al camino de tierra y ripio.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Y ahora de qué te reís? –le preguntó el conductor.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–De nada, no sé. De la vida.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
El conductor lo miró un instante y volvió la vista al camino. Ya más que serio parecía disgustado.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–La vida –repitió el acompañante.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–No veo la hora de llegar a Orán –dijo el conductor.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Dejate de joder con Orán. Los dos sabemos que no vamos a Orán.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Ah, ¿no? ¿Y a dónde vamos?</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
El acompañante no contestó.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Ya hace una semana que tendríamos que haber ido –dijo el conductor–. No creo que estén muy contentos.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Está bien, si vos lo decís...</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
El conductor vio por el espejo que la Dodge había quedado muy atrás, así que redujo un poco la velocidad. No andaba ningún otro vehículo por ese camino.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–No les digás a los otros –dijo el acompañante.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Qué cosa?</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Qué va a ser? Que se me aflojaron los mocos.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–No te hagás problema.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Nunca les digas. Ni ahora ni nunca.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–No les voy a decir nunca.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Gracias. Además quiero que sepas que no te tengo bronca.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
El conductor se acomodó en el asiento.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Bronca? –dijo–. ¿Por qué?</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–No, por nada. Pero quería que lo supieras.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
Se quedaron callados, escuchando el ruido de las piedras que golpeaban contra el chasis.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Tenía razón mi abuela. Qué poca cosa son los recuerdos –dijo el acompañante, y buscó algo en un bolsillo. El conductor quitó la vista del camino y lo miró alarmado, hasta que lo vio sacar la billetera, y de la billetera, una foto.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Mirá qué linda es –dijo el acompañante, acercándole la foto al conductor.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Qué es eso?</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Es mi hija mayor, ya tiene ocho años.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Guardala, ¿querés? ¡Guardá eso te dije!</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Y ahora qué te pasa que ni siquiera te puedo mostrar una foto de mi hija?</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
El conductor negaba con la cabeza, como si no pudiera creer lo que estaba pasando.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Disculpame –dijo el acompañante–, no fue con mala leche. Quería compartir algo. Hay muchas cosas que pasan por la cabeza de uno en estos momentos, vos sabés.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–No sé de qué carajo me estás hablando.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–No me vengas con que no sabés.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Si te pasan tantas cosas por la cabeza, ¿por qué no te quedás aunque sea un rato callado?</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Por eso mismo, no creo que te lo tenga que explicar.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
La Dodge les empezó a hacer juegos de luces. Una y otra vez. Y si bien el sol aún dominaba el desierto, ambos podían ver las luces, miraban por los espejos y las veían.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Es lindo por acá –dijo el acompañante–, esta parte en especial. Parece un cuadro, mirá.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–No me gusta el desierto, ya te lo dije.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
Desde la Dodge, ahora les tocaban bocina.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–El jefe no me conoce, no sabe qué clase de tipo soy –dijo el acompañante–. Mi único problema es que soy demasiado confiado. Me confié de Carrasco, y está visto que no se puede confiar en nadie.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
El conductor no le prestaba atención. Fue disminuyendo la velocidad hasta estacionar al borde del camino. La Dodge estacionó justo detrás de ellos.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Creo que el Coyote quiere hablarte –dijo el conductor–. ¿Por qué no bajás a ver qué quiere?</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Yo no creo que tenga nada que decirme. Lo conozco bien al Coyote. El de esa camioneta no se baja. Ni él ni el Gota.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
Por primera vez en todo el viaje, el conductor miró al acompañante directamente a los ojos.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Bajate –dijo.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Puedo dejar mi billetera? Más que nada por las fotos y esas cosas, prefiero que queden acá arriba.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
El conductor asintió. El acompañante sacó varias fotos de la billetera y le dio un beso a cada una. Luego volvió a guardarlas.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–¿Qué me mirás así? –dijo–. Como si no supieras que estoy desarmado.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Dale, salgamos de una vez.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
Bajaron. Los otros se quedaron en la Dodge y ya no hicieron señas.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Alejémonos un poco de la ruta –dijo el conductor, y señaló con la cabeza el desierto.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
Caminaron por una superficie rojiza, mezcla de arcilla y arenisca. Cada tanto, el acompañante extendía los brazos y el viento seco y frío le inflaba la camisa. El conductor iba un paso más atrás. Por momentos repasaba la espalda angosta y algo encorvada del acompañante, por momentos agachaba la cabeza para ver cómo la arcilla le ensuciaba las botas.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
Cuando el conductor dejó de caminar, el acompañante dio media vuelta y se quedó mirándolo.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Seguí caminando –le dijo el conductor– un poco más, vamos.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Disculpame si te hice pasar un mal momento –dijo el acompañante–. No debe ser fácil estar en tu lugar.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Dale, caminá.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Es que no me quiero cansar.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Dejate de macanas.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
–Yo te lo quería hacer fácil, pero como quieras –dijo el acompañante mientras se alejaba.</div>
<div style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.5em; margin-bottom: 15px; margin-top: 15px;">
Recién entonces el conductor sacó su pistola y le quitó el seguro. Por un rato siguió al acompañante con la mirada, como quien busca el momento más oportuno para sacar una foto. Lo vio caminar despacio, dándole la espalda al sol, persiguiendo su sombra hacia el espesor del desierto.</div>
<br />
http://www.pagina12.com.ar/diario/verano12/subnotas/292879-76727-2016-02-20.html<br />
<br />Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6569163151535063124.post-6892583732619811312016-03-09T14:55:00.000-03:002016-03-10T14:00:32.490-03:00Raymond Carver: El arte de esciribr<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;">Allá por mediados de los sesenta, me di cuenta de que me resultaba cada vez más difícil concentrarme en obras de ficción extensas. Durante un tiempo tuve dificultades tanto para leer como para escribir esa clase de obras. Ya no tenía la capacidad de concentración ni la </span><span lang="ES" style="line-height: 115%;">paciencia para intentar escribir novelas. Es una historia complicada, demasiado aburrida para incluirla en estas páginas. Pero ahora sé que todo esto tuvo mucho que ver con que hoy escriba poesías y cuentos. Entrar y salir. No extenderse. Avanzar.</span><span lang="ES" style="line-height: 115%;"> </span><span style="line-height: 115%;">Es posible que haya perdido mis grandes ambiciones en esa misma época, cuando estaba llegando a los treinta. De ser así, creo que es bueno que eso me haya sucedido. Es bueno que un escritor tenga ambición y un poco de suerte. Una ambición desmedida y poca suerte, o incluso nada </span><span style="line-height: 115%;">de suerte, pueden matarlo. Hay que tener talento.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span lang="ES" style="line-height: 115%;">Algunos escritores tienen mucho talento; de hecho, no conozco escritor que no lo tenga. Pero tener un modo único y preciso de ver las cosas y hallar el contexto adecuado para expresar esa particular visión, eso ya es otra cosa. </span><i><span style="line-height: 115%;">El mundo según Garp </span></i><span style="line-height: 115%;">es, por supuesto, el mundo según la extraordinaria visión de John Irving. Hay otro mundo según Flannery O’Connor y otros según William Faulkner y Ernest Hemingway. </span><span lang="EN-US" style="line-height: 115%;">Hay mundos según Cheever, Updike, Singer, Stanley Elkin, Ann Beattie, Cynthia Ozick, Donald Barthelme, Mary Robison, William Kittredge, Barry Hannah, Ursula K. LeGuin. </span><span style="line-height: 115%;">Todo gran escritor, o simplemente buen escritor, reconstruye el mundo según sus propias especificaciones.</span><br />
<span style="line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5729182571867570370" src="https://4.bp.blogspot.com/-zZ88dYXZydU/T4IlMdGGgMI/AAAAAAAAAUA/oNu6fPdn5Cg/s400/Raymond-Carver-001.jpg" style="cursor: hand; cursor: pointer; float: left; height: 240px; margin: 0 10px 10px 0; width: 400px;" /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;">Esto tiene que ver con el estilo, pero no se trata únicamente del estilo. </span><span lang="ES" style="line-height: 115%;">Se trata de esa firma particular e inconfundible que pone el escritor en todo lo que escribe. Es su mundo y el de nadie más. Este es uno de los rasgos que distingue a un escritor de otro. No se trata del talento. Hay mucho talento por ahí.</span><span style="line-height: 115%;"> Pero si un escritor tiene un modo especial de ver las cosas y puede expresarlo de manera artística, ese escritor no será fácilmente olvidado.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;">Isak Dinesen decía que escribía un poco todos los días, sin esperanza pero sin desesperación. Algún día escribiré esa frase en una ficha de tres por cinco y la pondré en la pared junto a mi escritorio. Ya tengo algunas fichas de tres por cinco en la pared. “Expresarse con precisión es la ÚNICA convicción moral del escritor”. Ezra Pound. De ninguna manera lo es todo, pero si un escritor logra “expresarse con precisión”, al menos se encuentra en el camino correcto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span lang="ES" style="line-height: 115%;">Tengo una ficha en la pared con este fragmento de una oración de un cuento de Chéjov: “…y de pronto, vio todo con claridad”. Estas palabras están llenas de misterio y de posibilidades. Me encanta su sencillez y claridad, y la insinuación implícita de una revelación. También encierran algo enigmático. ¿Qué era lo que no estaba claro hasta entonces? ¿Por qué justo en ese momento vio todo claramente? ¿Qué es lo qué pasó? Pero sobre todo: ¿y ahora, qué? Revelaciones tan abruptas como esta tienen consecuencias. Me produce una súbita sensación de alivio y expectativa.</span><span lang="ES" style="line-height: 115%;"> </span><span style="line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;">Una vez </span><span lang="ES" style="line-height: 115%;">escuché al escritor Geoffrey Wolff decir a un grupo de estudiantes: “Nada de trucos baratos”. Esa frase merece estar en una ficha de tres por cinco. Yo me quedaría con “Nada de trucos”. Punto. Odio los trucos. A la primera señal de un truco o artilugio en una obra de ficción, ya se trate de un truco barato o de un truco elaborado, tiendo a cerrar el libro. Los trucos, en definitiva, resultan aburridos, y yo me aburro con facilidad, lo que puede estar relacionado con el hecho de que no puedo mantener la atención por mucho tiempo. Pero la literatura afectada y demasiado perspicaz, o simplemente ridícula, puede hacer que me duerma. Los escritores no necesitan trucos o artilugios, y ni siquiera es necesario que sean tremendamente listos. Aun a riesgo de parecer tonto, un escritor tiene que ser capaz de quedarse boquiabierto al ver tal o cual cosa (un atardecer o un zapato viejo) con absoluto y verdadero asombro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;">Hace unos meses, en la sección de reseñas de libros del New York Times, John Barth dijo que, hace diez años, la mayoría de los estudiantes de su seminario de literatura de ficción estaban interesados en la “innovación formal”, pero que eso ahora parece haber cambiado. Barth teme que los escritores empiecen a escribir novelas triviales en los ochenta. Le preocupa que se esté abandonando la experimentación, junto con el liberalismo. A mí me pone un poco nervioso escuchar hablar sobre la “innovación formal” en la literatura. Muy a menudo la “experimentación” no es más que una licencia que se toman los escritores para ser descuidados, escribir tonterías o imitar a otros. O lo que es peor aún, puede ser un pretexto para insensibilizar o alienar al lector. Es muy común que ese tipo de literatura no nos muestre nada nuevo, o que describa un paisaje desértico y nada más: unas dunas por acá, unos lagartos por allá, pero sin personas; una tierra que no está habitada por nada que pueda reconocerse como humano. Un lugar de interés sólo para algunos científicos especializados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;">Es importante aclarar que la verdadera experimentación en la ficción es original, difícil de lograr y motivo de júbilo. Pero el modo particular de ver las cosas de un escritor (Barthelme, por ejemplo) no debería ser imitado por otros ya que no tiene sentido. Hay solo un Barthelme, y si otro escritor intenta apropiarse de la peculiar sensibilidad o de la <i>mise en scène</i> de Barthelme en nombre de la innovación, seguramente se meterá en complicaciones que tendrán consecuencias catastróficas y, lo que es peor, lo llevarán a engañarse a sí mismo. Los verdaderos experimentadores tienen que crear todo desde cero, como exigía Pound, y en el proceso deben descubrir las cosas por sí mismos. Pero si el escritor no se ha vuelto loco, también querrá seguir el contacto con nosotros, querrá transmitirnos noticias de su mundo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;">Tanto en un poema como en un cuento, es posible escribir sobre cosas y objetos corrientes usando un lenguaje corriente pero preciso, y dotar a esas cosas (una silla, la cortina de una ventana, un tenedor, una piedra, el pendiente de una mujer) de una fuerza sorprendente. Es posible escribir una línea de diálogo que pueda parecer inofensiva y, así y todo, hacer que un escalofrío corra por la espalda del lector. Por eso Nabokov solía decir que la espina dorsal es la fuente del deleite artístico. Ese es el tipo de literatura que más me interesa. Odio la literatura descuidada o caprichosa, ya sea bajo la bandera de la experimentación o del realismo torpemente logrado. En el maravilloso cuento de Isaac Babel llamado “Guy de Maupassant”, el narrador dice lo siguiente sobre la narrativa: </span><span lang="ES" style="line-height: 115%;">“Ningún hierro puede perforar el corazón con la fuerza de un punto puesto en el lugar preciso”. Esto también merece estar en una ficha.</span><span style="line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;">Evan Connell dijo una vez que sabía que había terminado un cuento cuando se descubría leyéndolo y quitándole algunas comas y luego leyéndolo una vez más y poniendo las comas nuevamente en los mismos lugares. Me gusta esta forma de trabajar. Siento respeto por esa clase de cuidado por lo que se hace. Al fin y al cabo, eso es todo lo que tenemos: palabras, y deberían ser las correctas, con la puntuación correcta, para que se entienda mejor lo que esas palabras quieren decir. Si las palabras están cargadas con los sentimientos desenfrenados del escritor o si son imprecisas por alguna otra razón (si las palabras resultan, de algún modo, confusas) los ojos del lector se deslizarán sobre ellas y no se habrá logrado nada. El sentido artístico del lector no encontrará nada atractivo. Henry James llamaba a esta forma de escribir poco feliz “especificación débil”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;">Tengo amigos que me han dicho que tuvieron que terminar rápido de escribir un libro porque necesitaban el dinero, o el editor o su esposa los estaba presionando o a punto de dejar u otras excusas como esas para justificar que lo que habían escrito no era muy bueno. “Habría quedado mejor si hubiera podido tomarme más tiempo”. Me quedé anonadado cuando escuché a un novelista amigo decir esto. Aún hoy me asombra si me pongo a pensar en eso, cosa que no hago. No es mi problema. Pero si no podemos lograr que lo que escribimos sea tan bueno como nos resulte posible, entonces ¿para qué escribirlo? En definitiva, la satisfacción de haber hecho lo mejor que podíamos y la prueba de ese esfuerzo es lo único que podemos llevarnos a la tumba. Quería decirle a mi amigo: “Por el amor de Dios, dedicate a otra cosa. Tiene que haber formas más fáciles y tal vez más honradas de ganarse la vida. O por el contrario, hacelo lo mejor que puedas, poniendo toda tu capacidad y talento, y después no te justifiques ni pongas excusas. </span><span lang="EN-US" style="line-height: 115%;">No te quejes ni des explicaciones”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;">En un ensayo llamado simplemente “Escribir un cuento”, Flannery O’Connor compara el arte de escribir con un descubrimiento. Dice que, cuando se sentaba a trabajar en un cuento, la mayoría de las veces no sabía qué iba a escribir. O’Connor duda que muchos escritores sepan qué escribirán cuando comienzan un texto. Usa “La gente buena del campo” como ejemplo de cómo ella armaba un cuento cuyo final ni siquiera podía adivinar hasta que ya estaba llegando a él:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;"> “Cuando empecé a escribir ese cuento, no sabía que iba a incluir una doctora en filosofía con una pierna de palo. Simplemente me descubrí a mí misma una mañana escribiendo una descripción de dos mujeres de las que sabía algunas cosas, y antes de que me diera cuenta, a una de ellas le había dado una hija con una pierna de palo. Luego incluí al vendedor de biblias, pero no tenía la menor idea de qué iba a hacer con él. No sabía que iba a robar esa pierna de palo hasta unas diez o doce líneas antes de que lo hiciera, pero cuando descubrí que eso era lo que iba a pasar, me di cuenta de que era inevitable”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;">Cuando leí esto hace algunos años, me impactó que ella, o cualquier persona, para el caso, escribiera cuentos de esa manera. Pensaba que ese era mi secreto, con el que me sentía un poco incómodo. Estaba convencido de que esa forma de trabajar un cuento revelaba de algún modo mi ineficiencia. Recuerdo haberme sentido enormemente animado al leer lo que ella tenía para decir al respecto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;">Una vez me senté a escribir un cuento que resultó ser bastante bueno, aunque cuando comencé sólo contaba con la primera oración. Había andado varios días con esta oración en mi cabeza: “Estaba pasando la aspiradora cuando sonó el teléfono”. Sabía que ahí había una historia que debía ser contada. Tenía la sensación de que dentro de mí había un cuento con ese comienzo; sólo tenía que hacerme del tiempo para escribirlo. Encontré el tiempo: un día entero (doce horas, quizás incluso quince). Me senté por la mañana y escribí la primera oración, y entonces otras oraciones comenzaron inmediatamente a encadenarse. Escribí el cuento como hubiera escrito un poema: una línea y luego la siguiente, y la siguiente. Pronto pude ver un cuento, y sabía que era mi cuento, el que había estado queriendo escribir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="line-height: 115%;">Me gusta cuando hay cierta sensación de peligro o amenaza en un cuento. Creo que es bueno que todo relato contenga una pequeña amenaza. Para empezar, es bueno para la circulación. Tiene que haber tensión, la sensación de algo inminente, de que ciertas cosas están en constante movimiento. Si no es así, en la mayoría de los casos no hay cuento. Lo que crea la tensión en una obra de ficción es, en parte, la forma en que las palabras concretas se unen entre sí para formar la acción visible del relato. Pero también las cosas que se omiten, que se insinúan, el paisaje justo debajo de la superficie tranquila (aunque a veces inestable) de las cosas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; line-height: 115%;">Victor Sawdon</span><span style="line-height: 115%;"> Pritchett define el cuento como “algo que se alcanza a vislumbrar con el rabillo del ojo, al pasar”. Noten la palabra “vislumbrar”. Primero algo se vislumbra. Luego eso toma vida, se convierte en algo que ilumina el instante y puede, si tenemos suerte (otra vez esa palabra), tener consecuencias y significados de mayor alcance. La tarea del escritor de cuentos es la de otorgar a eso que se vislumbra de todo lo que esté a su alcance. Usará su inteligencia y su destreza literaria para dirigir (su talento), su sentido de las proporciones y su sentido de las potencialidades de las cosas; de cómo son realmente y cómo las ve: como ninguna otra persona. Y esto se logra a través del uso de un lenguaje claro y específico, un lenguaje usado de forma tal que dé vida a los detalles que iluminarán el cuento a la vista del lector. Para que los detalles sean concretos y tengan sentido, el lenguaje debe ser exacto y usarse con precisión. Las palabras pueden llegar a ser tan precisas que hasta podrían sonar chatas, pero aun así pueden estar cargadas de sentido; si se usan correctamente, pueden hacer vibrar todas las notas.<o:p></o:p></span><br />
<span style="line-height: 115%;"><br /></span>
<span style="line-height: 115%;">Traducción: Ariel Urquiza</span><br />
<span style="line-height: 115%;"><br /></span></div>
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